Estudiando los diferentes movimientos literarios de cada época, uno comprueba que el rasgo común de cada etapa consiste en rechazar a los autores y tendencias más inmediatos para volver la mirada un poco más atrás. De este modo, el surgimiento del realismo o naturalismo nace de la oposición al ideal romántico; el romanticismo se alza contrapuesto a la razón de la ilustración; el movimiento ilustrado frente a la pomposidad del barroco (conceptismo y éste opuesto al culteranismo); el barroco distinto al clásico renacentista… y así podría seguir hasta las primeras obras escritas en latín y griego.
En el siglo XX, el postmodernismo y las vanguardias abarcan todos los movimientos artísticos, desde la pintura a las letras. En literatura, la tendencia pasa por rechazar a las decimonónicas para darles otra perspectiva. Así, por ejemplo, la autora Jane Rhys reescribe en “Ancho mar de los sargazos” la magistral obra de Charlotte Brontë “Jane Eyre” para dotar de voz propia a la pobre Bertha Mason, la mujer mestiza de Mr Rochester, que enloquece al encerrarla en una torre. Se trata de reconstruir la historia para ponernos en lugar de Bertha y reinterpretar la novela.
Las newsvictorians
Actualmente, se impone una nueva tendencia literaria, que calificaría como ‘Las newvictorians’, entre cuyas principales representantes habría que citar a británicas tan notables como Antonia Susan Byatt y Lucinda Riley, la australiana Kate Morton o la alemana Anne Jacobs, que sí pudieron leer en su idioma a las clásicas victorianas. Se convierten así en herederas de la tradición familiar de Jane Austen (OrgulloyPrejuicio), las Hermanas Brönte (Charlotte, Emily o Anne) (Jane Eyre, Cumbres Borrascosas), Elizabeth Gaskell (Ruth, Norte y Sur), Louisa May Alcott (Mujercitas) o la canadiense Lucy Maud Montgomery (AnnedelasTejasVerdes) pero evitando la narración lineal para crear #NovelasPuzzles.
En España, sin embargo, como hasta bien entrado el siglo XX, 1921, no se realizan las primeras traducciones en español de Jane Eyre, esta influencia queda muy limitada. Sólo las lectoras con dominio del inglés y pertenecientes a clases sociales acomodadas acceden a ellas.
Esto provocó que la influencia de las clásicas victorianas en la literatura española resulta reducida, con una Guerra Civil y una Dictadura por medio, y que sean las autoras nacidas en la transición quienes empiezan a interesarse por estas autores al ver las adaptaciones cinematográficas o estudiar Filología Inglesa. Esa manera de escribir, esos entornos familiares y esos secretos silenciados, van a impactar en su forma de narrar adaptándolos a sus circunstancias personales y a un entorno proclive a guardar estos misterios: el norte de España.
Pioneras gallegas
De hecho, han sido muchas escritoras gallegas y del norte quienes han sentido el impulso de utilizar la técnica de la “múltiple voz histórica” (Multiple voice line story) para dotar de voz a esas mujeriñas soterradas durante generaciones en el ambiente que les tocó vivir: la familia. Ángela Banzas (El silencio de las olas), Amara Castro (El tiempo suficiente), Marta Estevez (El secreto de las hermanas Asorey), la asturiana Ana Lena Rivera (Las Herederas de la Singer) y El Pazo de Lourizán se incluye dentro de esta tendencia literaria.
Se trata de un tipo de novela que transcurre en varios planos temporales y que suele esconder secretos y misterios familiares ocultos, al puro estilo de Cumbres Borrascosas de Emily Brontë, la gran precursora de este estilo. Una literatura mayor, que va del detalle, de la intrahistoria, para mostrar las grandes epopeyas o momentos históricos, convirtiendo a nuestras abuelas, tías, madres, padres, hermanas, hijas, sobrinas, o primas y amigas, en Penélopes y Ulises protagonistas de nuestra historia.
Frente al surrealismo del siglo XX, en el XXI no se vuelve a los clásicos para reestructurar la obra y darles una nueva perspectiva. No se trata de cambiar su visión de la vida, sino que se intenta comunicarse con ellas para entender la voz de esos personajes femeninos, en su mayoría silenciados, para que recobren su criterio a través de las nuevas autoras. De hecho, se utilizan acontecimientos del siglo XIX y principios del siglo XX para comprender el momento actual.